La limpieza del centro de trabajo garantiza el bienestar y productividad de los empleados
Que Japón sea una de las mayores potencias económicas del mundo no es casualidad. Las empresas niponas saben que, para que aumentar la productividad de los empleados, es necesario crear entornos de trabajo agradables y que, para alcanzar ese objetivo, conceptos como la limpieza profesional e industrial, el orden o la seguridad son imprescindibles. Lo tienen tan claro que hace más de 50 años desarrollaron lo que hoy se conoce como Método de las 5 S, una práctica que busca reducir los tiempos muertos y el malestar que se derivan el desorden, la desorganización y la suciedad y que , por su eficacia y sencillez, ya se ha empezado a implementar en otros países del mundo.El porqué de su nombre hay que buscarlo en las iniciales de las diferentes palabras que lo conforman: Seiri (Clasificación y Descarte), Seiton (Organización) Seiso (Limpieza) Seiketsu (Higiene y Visualización) y Shitsuke (Disciplina y Compromiso). Cinco pautas que, además de garantizar la productividad, limpieza e higiene de una oficina o fábrica, promueven el compañerismo y el trabajo en equipo de todos los empleados de la empresa.
Para que os hagáis a una idea de cómo funciona este plan de trabajo, os pondremos un ejemplo. Imaginemos que somos los propietarios de un obrador y queremos poner en práctica el Método de las 5 S. Además de preocuparnos en contratar una empresa de limpieza profesional que garantice los estándares de higiene y calidad que se exigen en la industria alimentaria y contar con un servicio de mantenimiento que avale el buen funcionamiento y la seguridad de máquinas e infraestructuras, deberemos concienciar a todos nuestros empleados de la importancia de mantener el entorno laboral en perfecto estado. Esto quiere decir que los pasteleros o panaderos deberán comprometerse a mantener limpia y ordenada su mesa de trabajo y a hacer lo mismo con utensilios de cocina, pero también que velar porque el resto de espacios y maquinaria del recinto permanezcan limpios y en buenas condiciones. Deberían actuar como un equipo de limpieza, pero centrándose en zonas específicas de las que ellos serían responsables. Después, entrarían en juego otros aspectos como la buena organización de neveras, congeladores y despensas o el etiquetado o el fechado de todos los alimentos y preparados elaborados en el obrador. Se haría teniendo en cuenta el método FIFO (PEPS en castellano): lo que entra primero, sale primero y, por tanto, debe ocupar el primer puesto en estanterías o baldas. También el uso y asiduidad que se hace de estos alimentos: cuanto más se utilicen, más accesibles a trabajador deberán ser. Y en este sistema de trabajo, como es normal, la organización y planificación de tareas también es fundamental: debe haber un listado con los pedidos que hagan a la empresa, la fecha de entrega y el nombre del cliente y éste debe ser visible y estar actualizado.
De lo que se trata no es de causar buena impresión a clientes o inspectores de sanidad –que también-. Más bien de conseguir que los empleados se sientan a gusto trabajando en esa empresa, que entiendan la institución a la que pertenecen como un proyecto común, que comprendan que todos tienen algo que aportar para lograr su buen funcionamiento y que sientan que su seguridad no corre peligro. Y esto, indudablemente, repercute de forma directa en la productividad.